lunes, 15 de marzo de 2021

A la vuelta de la esquina



La culpa de todo la tuvo el espantoso calor que ese verano del 48 hizo en la Montaña Palentina.

Era asfixiante y más para una joven mujer a punto de ser madre, así que Doña María, la dulce maestra de la Villa de Guardo, mujer práctica y decidida, se trasladó ese verano a Cervera de Pisuerga -su localidad natal- situada unos kilómetros más al norte de la montaña, buscando la fresca a la espera de la llegada de su segundo hijo.

La “maestra Doña María”, esa maestra que da nombre a una de las calles de la actual Villa de Guardo, debió pensar “total son unos pocos kilómetros de distancia hasta Cervera…si casi está a la vuelta de la esquina”.

Y efectivamente, allí vio la luz ese verano VicenteVázquez Sierra futuro economista y escritor, que sin ser muy consciente de ello realizó de vuelta, acompañado de su madre con apenas unos días de vida, una de las etapas del “Viejo Camino o Camino Olvidado de Santiago”, la que va de Cervera a Guardo.

No sabemos si todas estas idas y venidas, son lo que despertaron desde aquel  mismo momento su tierna imaginación y le han llevado en la actualidad a  publicar, en la editorial Autografía su primera novela “A la vuelta de la Esquina”.


Pregunta.- ¿Su vocación literaria, es algo surgido “de repente” o es algo “retenido” a lo largo de su vida, algo a lo que nunca le dio salida?

 Respuesta.- Esta es una pregunta que me he hecho muchas veces. Pensándolo bien, creo que he escrito siempre que he sentido la necesidad de fijar mis emociones, como si la palabra fuese la garantía de que estoy vivo y el registro fidedigno de mi paso por este mundo. Releo cosas del pasado y vuelvo a sentir las emociones que dieron lugar a esas notas. Como casi todos, cuando uno es un adolescente y se enamora escribe poesías, ¿o no? Yo lo hice. Pero al margen de esa primera pulsión, es importante sentir la necesidad de la lectura. La verdad, tenemos mucha suerte con poder leer a tantos y tantos grandísimos escritores. Ahora ya no se trata de emularlos, salvo en una cosa, en contar historias auténticas que transmitan sentimientos auténticos y hagan la vida más interesante y soportable. En un momento determinado me ocurrió una desgracia que dejó una huella profunda, muy  difícil de superar, y fue ahí, en ese preciso momento, en el que sentí la necesidad perentoria de escribir. Como terapia. Y me funcionó. Escribí para mí mismo, para entenderme y ser capaz de aguantar el dolor. Eso ocurrió hace ya más de veinte años. O sea que lo de escribir, para mí, no es algo de antes de ayer. Pero tampoco es un empeño apriorístico. No es algo que quede bien. Es una forma de sentir más y mejor la vida que me toca vivir. Y luego, claro, viene la ilusión de que me lean y pueda compartir mis emociones con mis semejantes. Suena pretencioso, pero es bastante corriente. Es lo que hacemos todos los días a través del lenguaje hablado.

 P.- Seguramente todos tenemos un “A la vuelta de la esquina”, título de su novela, pero...díganos ¿“su vuelta de la esquina tiene fantasmas del pasado que gozan de buena salud como describe en el argumento de su obra?

 R.- Sí. Ya lo he dicho antes. No es que yo tenga personalmente fantasmas en mi pasado. Bueno, quizás también, ahora que lo pienso, tenga alguno, pero yo me refiero en el contexto de la ficción literaria, a los acontecimientos imprevisibles e inevitables que hacen que la vida sea una especie de ruleta de la fortuna. Puede suceder que, de repente, todo se quiebre, por una enfermedad, una bancarrota, un accidente, incluso un asesinato…, o lo que sea. Y ¿por qué pasan estas cosas? Pues sencillamente no lo sabemos. Hay muchos factores catalizadores, desde luego, como por ejemplo la inseguridad ciudadana, la incultura, la pobreza, el rencor, el odio, la envidia, la imbecilidad, y un largo etcétera. Estos son los fantasmas que siempre están presentes y que yo he querido representar metafóricamente con los cuatro jinetes del Apocalipsis de san Juan, pero con un rayo de esperanza, ya que, como dice el texto sagrado: el jinete del caballo blanco trae la muerte de la carne y la resurrección del alma y, al final, llevará a los elegidos, de entre todos los de las doce tribus de Israel, a la Nueva Jerusalén.

 P.- Decía Séneca que “existe  lo imprevisible y, por otro lado, lo que ya está determinado. Entonces como hay azar y como hay destino, filosofemos.” Usted ha querido transmitir, a lo largo de su novela, la sensación de lo imprevisible, ¿en qué medida es una novela “filosófica”?

 R.- No, no creo que la mía sea una novela filosófica. Más bien es una novela emocional y nostálgica. Como si la realidad se nos fuese de las manos y uno quisiese atraparla en recuerdos que se fijan a través de las palabras. Pero es verdad que lo que hay a la vuelta de la esquina es algo tan poderoso e inevitable que no nos queda más remedio que aceptarlo, como única forma de mitigar el sufrimiento que puede causarnos. Estamos siempre a medio camino entre el azar y la necesidad. Hay quien piensa que el azar no existe, pero sin azar ¿cómo explicar lo inexplicable? Por la fuerza del destino, ¿tal vez? Yo creo que la vida es mucho más frágil de lo que queremos creer y el número de factores que la condicionan infinito. Por tanto, no está de más la humildad.

 P.- Desde la I República hasta la primera transición democrática en España, es un largo periplo histórico por el que transitan los personajes de su novela, ¿son ya unos escenarios superados, o cree que siguen estando latentes en la actualidad sociopolítica del presente?

 


R.- Sí y no. Quiero decir que la historia nunca se repite de idéntica forma, pero cuanto más la desconocemos más probable es que se repitan sus consecuencias más indeseables. El escenario actual tiene bastante que ver con nuestro pasado inmediato, y me parece que cien años no son suficientes para cambiar demasiado las cosas. Muchos fantasmas del pasado siguen gozando de muy buena salud. Me refiero a los pecados capitales de los españoles; la envidia, la corrupción política, la intransigencia, etc. Por otra parte, la memoria colectiva está cosificada. Cada uno de nosotros tenemos una idea preconcebida de cómo se ha desarrollado nuestra realidad sociopolítica y no estamos dispuestos a cambiarla a ningún precio. En ese sentido muchos de nuestros problemas pasados siguen estando presentes. El sonido monocorde actual de los medios de comunicación, salvo honrosas excepciones, recuerda a la ominosa ley de defensa de la República, de tiempos de Azaña. Por otra parte, la palabra democracia se ha vaciado de contenido. Todos presumen de ser demócratas, lo mismo  da que defiendan o no el imperio de la ley, o la separación de poderes. Cada cual hace de su capa un sayo y dice dogmáticamente lo que es o no es democrático. Este es otro de los aspectos importantes de la vida pública que no han sido superados. ¿Puede haber un mayor esperpento que pretender, contra lo que dice la Constitución, la independencia de partes del territorio nacional? ¿Se puede decir que es democrático el sistemático debilitamiento del poder judicial? Es por eso que yo creo que buena parte de los escenarios políticos de nuestro pasado más reciente no han sido superados.

 P.- República, dictaduras (en la España de Franco o la dominicana de Trujillo), las luchas políticas del anarquismo catalán, Monarquía Parlamentaria, amoríos,... ¿ha escrito  una novela política, histórica o romántica?

 R.- ¡Qué bueno! Me encanta esta pregunta. Mi novela tiene un poco de todo. Vamos a ver, cuando uno se enamora no sabe demasiado bien cómo es la persona de la que se enamora. No siempre sucede así, pero suele ser bastante habitual. A veces uno tiene unas ideas y se enamora de una mujer que piensa de forma radicalmente distinta en cuestiones muy importantes. Pero el amor es el sentimiento más poderoso que tenemos. Quizás a veces demasiado efímero, pero irresponsable, generoso y arriesgado. En mi novela, se enamoran un niño bonito de la burguesía y una viuda de un militar de baja graduación; un negro haitiano que huye de la sanguinaria dictadura de Trujillo y una cajera catalana; un  dandi burgalés de clase acomodada y una pueblerina, también viuda de guerra; y podría seguir. Al margen de los sistemas políticos bajo los que uno viva, enamorarse es un asunto de primerísima necesidad y eso hace que sea compatible con la monarquía, la república, la dictadura, la transición democrática y todo lo que pueda venir, conocido o por conocer. O sea que, para no salirme por la tangente, le diré que mi novela es una ficción histórica cargada de sentimientos apasionados y, entre ellos, los más importantes, los que hacen referencia a la parte más noble del ser humano, la amistad, la solidaridad y, por supuesto, el amor.

 P.- Toda una vida inmerso en el mundo de la economía (es economista de profesión) un ámbito que podría definirse como de “cruda realidad”, para pasar en la actualidad a “un ámbito de ficción” con la publicación de su novela “A la vuelta de la esquina”...¿ por qué este cambio tan brusco? realidad-ficción... o es que en el fondo todo puede llegar a ser una ficción?

 R.- A este respecto, lo primero que quiero decir es que la economía estudia los comportamientos de los agentes económicos y estos comportamientos obedecen a un conjunto de expectativas, las cuales entran más dentro de la ficción que de la realidad. Me parece pretencioso creer que la economía sea una ciencia para el estudio de la realidad y, en cualquier caso, las creencias y las expectativas son producto de la mente, cada uno tiene las suyas. Por otra parte, uno está en la vida de manera integral. No por partes. O sea, no se puede ir de economista, o de químico, o  de lo que sea. Uno es, antes que nada, un ser humano, y la profesión es algo que se adquiere cuando ya está formado el carácter. Yo he dedicado mi vida laboral a la economía y la estadística, pero podía haber sido, perfectamente, camionero, o cualquier otra cosa. Por supuesto, historiador o escritor. Al final uno se gana la vida tratando de hacer lo mejor posible algo que sirva a la comunidad en la que vive, pero esa versatilidad a la que aludo creo que es muy conveniente para un escritor, porque es necesario apasionarse con los personajes, y los hay de todas clases y condiciones. Se puede vivir de muchas formas. La ficción nos permite jugar a ser quien en realidad no somos, meternos en la piel de nuestros personajes y tratar de aceptarlos tal como son. Sucede que uno se pone a escribir, crea un personaje, y sin darse cuenta cae en su mundo, de tal forma que se siente dominado por lo que ese personaje hace sin pedirle permiso. Yo, por supuesto, trato de que el personaje sea como a mí me parece que debe ser, acorde con lo que estoy contando; pero cuando ya está creado es él el que toma autónomamente algunas decisiones importantes sobre su propio destino, y yo trato de entender por qué lo hace. En definitiva, creemos vivir inmersos en una realidad incuestionable, pero no es verdad. La realidad es una para cada uno de nosotros y, en ese sentido, todos los días construimos una mezcla de realidad y ficción cuyas partes son imposibles de separar. Una aleación tan fuerte como el bronce y cuyos componentes son más difíciles de separar que en el caso de los metales fundidos.

P.- En la sinopsis de su novela afirma “...como no hay  alegrías sin penas, ni mal que no termine con la muerte...” ¿Se podría decir que tiene usted un cierto sentido catastrofista de la vida?

 R.- Sinceramente creo que no. Creo que soy un tío con suerte. Pero yo no soymás que una pequeña parte de la vida de mis personajes y a ellos les pasan cosas tremendas que a mí me gustaría que no hubiese sido necesario que les pasasen. Pero aquí volvemos al juego imposible de la ficción y la realidad. Se mire como se mire, son inseparables. Y lo cierto es que por muy optimista que uno pueda ser, la vida que nos toca vivir se empeña a veces, no siempre, en ponérnoslo difícil. De eso se trata; de saber que las cosas no son nunca fáciles y requieren nuestra entrega si lo que queremos es no caer en la apatía y levantarnos cada día dispuestos dar y conseguir lo mejor de nosotros mismos.

 P.- ¿Para cuándo su próxima novela?

 R.- Ese es un asunto que tiene mucho que ver con cómo vaya la aceptación de la que ahora sale a la venta. Hace poco he oído decir a alguien muy avezado en estas lides, que seguirá publicando novelas mientras se las lean. Eso me parece muy inteligente, además de honesto. Yo, como ya he dicho anteriormente, llevo muchos años escribiendo y tengo muchas cosas  que contar, pero todo a su debido tiempo. De lo que no me cabe ninguna duda es, que seguiré escribiendo.


Isabel Quiñones Vázquez

[Publicado el 15/03/2021 en: https://www.linkedin.com/pulse/la-vuelta-de-esquina-isabel-quiñones-vázquez]


martes, 15 de noviembre de 2016

La otra Memoria Histórica

Precisamente quiso nacer en 1936 y en Asturias…en la parroquia de  Santa María de Grado.

Fernando Suarez, culto, amable, erudito, se licenció en  Filosofía, Teología y Geografía e Historia, en las universidades de Salamanca, Valencia y Santo Tomás de Roma. 


Fernando Suárez y paisaje de Santa María de Grado.  Foto: La Nueva España


Comenzó su andadura tomando los hábitos de la Orden de los Predicadores en 1955 y en 1970, ya secularizado, se dedicó a la enseñanza, obteniendo la cátedra de Historia y Geografía en 1983.

Pero lo más importante de Fernando Suarez, es su sensibilidad. Su sensibilidad para dar a conocer la “otra memoria histórica” la de las gentes sencillas, trabajadoras, esforzadas. La de los lugares hermosos y recónditos (escondidos quizá para no mostrar demasiado su belleza, esperando pacientes a que la descubran) de la geografía Asturiana. 


Lavadero y hórreos de Santa María de Grado



Fernando Suárez, fiel a sus raíces y fruto de una rica investigación y documentación que ha llevado a cabo paciente y cuidadosamente durante años, ha querido regalarnos la “Historia y memoria de Santa María de Grado” en formato libro, publicado en “los talleres de Grafinsa, en Oviedo, en 2013”, según nos comenta el autor.


“Santa María de Grado, nos dice Fernando Suárez, abarca 3,02Km. o lo que es lo mismo, 302 hectáreas que se sitúan en el espacio nororiental del concejo de Grado, a 17 Km. de la capital del Principado, por el camino de Oriente y a 6 Km. de la capital del municipio, por el camino de Occidente”.

Pero, ¿y por qué hablar de Santa María? nos preguntamos. Fernando Suárez, lo tiene muy claro, y nos  responde en las primeras páginas de su libro. Nos dice “el hombre actual trata de conocer y de explicar el presente y el pasado del planeta en el que viaja y, con más ahínco, trata de conocer a las comunidades humanas que le precedieron. El presente le pone en contacto con lo que es y, mirando al futuro, intenta crear una nueva realidad que supere a la actual. La parroquia de Santa María de Grado, como solar territorial y como comunidad humana que vive en él, también tiene su pasado, su presente y tendrá su futuro. Su pequeña historia que contar y recordar, que vivir y que construir.

Por todo esto, hoy nos permitimos el lujo de hablar con el autor, con Fernando Suarez. Hoy, “vamos a hablar de su libro: Historia y Memoria de Santa María de Grado”.

Iglesia de Santa María de Grado y Cementerio.

P.- ¿Buen año para nacer, no? El 36…en Asturias…en una aldea del interior, Santa María de Grado… sería absurdo preguntarle qué recuerdos tiene de ese año… pero de los posteriores, seguro que si los tiene. Su “memoria histórica” la ha querido centrar en la descripción del pueblo, de sus gentes, es una memoria costumbrista. Juegos, familias, paisajes, sensaciones... Habla de los hogares y de las familias de Santa María, pero yo quiero que me hable de Usted, de sus sensaciones de esos, nada fáciles, años de infancia (supongo) De sus aspiraciones, sus sensaciones, de su realidad, de la realidad del pueblo vista con los ojos de un niño.

R.-  Me dijeron que había dado mis primeros pasos  en un hórreo, donde mi familia se guarecía de la intemperie, habiendo sido desplazada del pueblo debido a que éste estaba en pleno frente de batalla durante el primer año de la guerra civil. No recuerdo la explosión de los proyectiles del 15,5 que asolaron al pueblo durante ese año, pero los años 40 fueron los años de la niñez consciente y "sufriente". Las principales sensaciones de aquellos años en un niño introvertido y sensible fueron el miedo a la oscuridad, a los muertos, a las aterradoras historias que contaban los mayores. El frío en un mundo sin calefacción, en el que las actividades se realizaban a la  intemperie. En el pueblo no existía ni un solo punto público de luz, chicos y mayores usábamos pequeños hatillos de paja a modo de antorchas. El niño era el ser más débil y más desprotegido de la cadena familiar y social. Desde muy niño le imponían quehaceres casi siempre excesivos para su edad. Un niño era una sensibilidad abandonada en medio de un mundo  hostil…Había niños que, superada su etapa de bebé, no volvían a recibir un beso hasta superada la pubertad y  gracias a su primer "ligue"… Se vivía en soledad afectiva. No existía crítica ni rebeldía ante la situación: todo se aceptaba como si aquella fuera la única realidad posible. De lo que se trataba era de esquivar y  superar aquellas circunstancias con estratagemas más o menos tramposas. De aquí su desarrollo mental y madurez intelectual en muchos aspectos. Yo solía decir a mis alumnos en plan jocoso, pero con fondo real: Amigos, “intellectus apretatus discurrit qui rabiat", que viene a expresar, más o menos, la capacidad del cerebro para reaccionar más rápidamente cuando se ve acuciado por alguna necesidad. Lo reían, pero cogían perfectamente el mensaje. Recuerdo las caminatas a la "escuela particular",  hiciera sol o nevara, de noche, en madreñas y con   desplazamiento de cuatro o cinco kilómetros y otros tantos de vuelta.  Siempre moviéndonos  en pequeñas pandillas. Éramos fumadores a "callandas", con frecuencia transgresores con los frutales ajenos, o convertidos en recogedores de aguinaldos de casa en casa, incluso en pueblos ajenos. Pero el acontecimiento de magnitud histórica para Santa María y para mí como niño que intentaba pasar la mayor cantidad de horas observando todo el proceso, fue la construcción de la estación del  ferrocarril. Aquella época hizo posible un niño típico y especial, muy despabilado y preparado para llevar a cabo su propia realización superando la etapa triste y pobre de la posguerra.


Tren vasco - asturiano. Foto. spanishrailway.com 

P.- Usted opina que en general tendemos a “perder la memoria”, o que tenemos “una memoria selectiva”, y por eso afirma rotundamente que “el pasado solo existe cuando conservamos su memoria”. El mundo y las personas se desvanecen y se olvidan si no retenemos la trayectoria de sus vidas.

R.-  La memoria dura lo que dura la persona o la comunidad en la que vive. Cuando se quiere conservar su contenido, hemos de recurrir al documento que resista al paso del tiempo. En nuestro mundo,  territorios y comunidades pequeñas no cuentan  nada para los medios de comunicación. Su vida y su discurrir económico y social se quedan sin notario. Con su desaparición desaparece también su paso por la Historia. Unamuno, obsesionado con el tema de la muerte y su desaparición escribió aquel poema dedicado a Salamanca....

 “Y cuando el sol al acostarse encienda
         el oro secular que te recama,
        con tu lenguaje, de lo eterno heraldo,
        di tú que he sido”.

 El hombre y las pequeñas comunidades dejan de ser y de ser conocidos cuando no queda memoria testimonial de ellos... "Di tú que he sido"…Los historiadores profesionales no reparan en las pequeñas y aparentemente intrascendentes comunidades humanas. Por ello, si alguien no se ocupa de ellas, terminan desapareciendo de la Historia. Sin esa historia de Santa María, mis nietos, que ya han nacido en la ciudad, jamás llegarían a conocer cómo era su abuelo ni el mundo del que ellos proceden. Tampoco sabrán que son deudores a su trabajo y a sus valores éticos. De Santa María, lo único que había escrito hasta ahora, eran las quince líneas que le dedica el "Diccionario de Madoz", por cierto maravillosa síntesis de lo que era el pueblo a mediados del siglo XIX.

P.- ¿Por qué Santa María de Grado? Qué tendría de extrapolable a otras realidades de otras localidades asturianas? ¿Se podría decir que representa “una realidad tipo del momento social y cultural del rural asturiano?

R.-  La evolución socioeconómica de Santa María desde la segunda parte del siglo XVIII hasta principios del siglo XXI, representa un modelo paradigmático de amplios medios rurales de la zona central de Asturias. Con mayor o menor intensidad, todo el ámbito rural del entorno a las ciudades y a los centros industriales y mineros vivieron procesos similares. Otra suerte corrieron las "alas" de la región que hubieron de optar por el mundo rural o tomar el camino de la emigración. En el centro de la región, desde la segunda mitad del siglo XIX, se pasó a tener una economía mixta. A partir de mediados del siglo XX, con la caída en vertical de la natalidad, el desarrollo acelerado de la economía y de las comunicaciones, las aldeas se despueblan y los pocos habitantes que permanecen en ellas son personas mayores y  jubiladas, o simples residentes con mentalidad y alma urbana. Hoy los campos están yermos y la ganadería apenas es testimonial. La historia de Santa María, con  su carácter paradigmático, me interesaba como historiador, pero he de confesar que difícilmente me hubiera echado a la espalda tal responsabilidad de no sentir como algo propio su apasionante historia. Por otra parte, como superviviente de aquel mundo, me rebelaba ante su desaparición. Por eso, me llenó de satisfacción la crítica tan elogiosa que se hizo de mi obra desde el "Real Instituto de Estudios Asturianos"  (RIDEA), y de otros especialistas en la materia.

P.- Fruto de su investigación y documentación… ¿se ha encontrado con algo que le ha sorprendido…algo que no conocía o esperaba?

R.- Sí, sobre todo encontré documentación que me aclaró  ciertos hechos que ya habían desaparecido de la memoria y la conciencia de la gente: ¿por qué existían tres o cuatro casas con grandes fincas propias, cuando "todo era del marqués"? ¿. ¿Cómo habían pasado a manos privadas los bienes comunales? ¿Cómo Santa María había perdido en diez años el sesenta por ciento de su población?  Descubrir el origen histórico de la iglesia parroquial a base del análisis pormenorizado y paciente de sus elementos. El hecho de que de una población tan pequeña, hubieran emigrado a América 61 personas de 29 familias distintas, casi todos durante los primeros 50 años del siglo XX, y  estos emigrantes representaban el 17% de la población. Saber qué mozos de Santa María habían luchado contra Napoleón en el ejército de liberación de Asturias. Saber que en Santa María había estafeta de correos y tenía la consideración de "villa". Y aunque conocido en general, precisar la evolución cultural habida en los años sesenta y setenta del siglo XX: una auténtica revolución.

Salto de Priañes y meandros río Nalón.  Foto: La Nueva España

P.- Usted ofrece este libro a “cuantos nos enseñaron el valor del trabajo, de la honestidad, de la austeridad de la vida, de la generosidad y del sentido de la dignidad humana”….no le voy a preguntar si estas características han desaparecido en el mundo, en la sociedad, en los pueblos actuales, pero… ¿qué diferencias establecería entre el ayer y el hoy?

R.- Existe una gran diferencia: mi generación y las generaciones anteriores vivían unas normas éticas  definidas y unos valores claros y permanentes. La sociedad ejercía de juez de conductas y "excomulgaba" a los transgresores privándolos del honor. La grandeza de un hombre o de una mujer no se la daban títulos o altas profesiones, sino sus virtudes ejemplares. Solía decirse que tal o cual familia era “seria y honrada”. Los comportamientos éticos aceptados como normas comunes unificaban los modos de vida de la gente. La excepción aparecía siempre como u extravagante e inadaptado. Hoy los valores, con respecto a generaciones anteriores, han cambiado, la sociedad se ha hecho  compleja y nuevos condicionamientos culturales provocan la aparición de nuevos valores, nuevos modos de vida y valores diferentes y cambiantes. El proceso de aculturización a nivel mundial debido a los medios de comunicación ha sido traumatizante para sectores de la sociedad, pero se trata de un proceso imparable. De todas formas, existen valores que recorren el tiempo y las culturas transversalmente, formando parte de la condición humana. Son dignos de toda época y cultura. Nuestros mayores vivieron con intensidad casi heroica una serie de valores o virtudes que los capacitaron para superar enormes dificultades. A ellos dedico mi agradecimiento y mi reconocimiento.

P.- ¿Era fácil vivir en Santa María? ¿era cómodo? Al escribir su libro, ha encontrado , familias que  en la actualidad sigan viviendo allí? O se ha “renovado” la población,¿ se han incorporado nuevos apellidos?

R.-  En Santa María. ni era cómodo ni era fácil vivir. No era fácil porque se trabajaba siete días de la semana y de diez a doce horas diarias. No era cómodo porque los medios con los que había que trabajar eran rudimentarios, porque los desplazamientos al trabajo, generalmente a Trubia o a los mercados a Grado, hasta 1944, se hacían a pie; el calzado eran frecuentemente almadreñas; la ropa era escasa y poco apropiada, sobre todo durante el invierno. Era un vivir incómodo y difícil. De las antiguas familias de Santa María, con escasas excepciones, sólo quedan  "restos", permítaseme la expresión. De muchas familias que por los años cuarenta y cincuenta contaban entre 8 y 12 miembros cada una, sólo quedan viudas o  sus casas han sido cerradas. Por otra parte, la población no se renueva, ni por el proceso normal vegetativo de nativos, ni por las personas que desde a fuera se han establecido en el pueblo. Numerosas familias históricas no sólo han desaparecido del pueblo, sino que su presencia empieza a caer de la memoria de las jóvenes generaciones. Para ellas ha comenzado su muerte histórica. A corto y a medio plazo, no parece viable una nueva reestructuración económica y social con base sólida en Santa María.

Campos de maíz y madreñas

P.- Para los “urbanitas” que pasamos estupendos e inolvidables veranos llenos de “insólitas” (para nosotros) aventuras como adentrarse en el salto de Priañes, intentar ordeñar las vacas, recoger los “piescus” del árbol, ir al lavadero, cocido y  misa los domingos, en la iglesia de estilo románico de Santa María, o desgranar las panochas de  maíz en el hórreo… estos pueblos eran indispensables en nuestra vida…. Pero, hábleme del  significado que tenía el “veraneante” para estas localidades. ¿Era siempre “de raíces”, o podía ser también “accidental”, sin ninguna vinculación familiar con el pueblo?

R.- Los pocos "veraneantes" que se acercaban a Santa María para pasar unos días o semanas eran siempre  de raíz en el pueblo: los hijos ya emigrados o los pequeños nietos ya "urbanitas". Estos  acudían a vivir con los abuelos unos días o semanas. Para ellos, los días pasados en la aldea suponían el descubrimiento de la naturaleza y de actividades de vida novedosas: sus costumbres, las faenas agrícolas, el mundo de los animales, la ternura y especial trato de sus mayores... No conocí en Santa María un sólo veraneante que no fuera en busca de sus raíces y  al amparo de sus ascendientes.

P.- En su libro dice….”aquellas gentes que vivieron, lucharon, sufrieron y progresaron a fuerza de enormes sacrificios…" profesor Suarez… ¿aquellos  eran sacrificios? Usted es un brillante ejemplo de superación de la realidad de Santa María de Grado…cómo se sobrevivía a las carencias?, ¿A las dificultades geográficas, sociales y económicas?, ¿Cómo se accedía al aprendizaje?, ¿A la formación académica?

R.- Eran sacrificios auténticos los que hacían los mayores, los jóvenes y los niños. La austeridad más radical era norma de vida. Con las carencias se sobrevivía, porque no existía otra posibilidad. Cuando todo es escaso, se asumen las circunstancias y se tira para adelante. Todo se aguantaba y todo se suplía a base de esfuerzo y espíritu aguerrido. Para una enseñanza que superara a la muy limitada de la del pueblo, cualquier chico que aspirara a una formación que superara la condición de peón o pobre campesino, suponía salir de la escuela a los diez u once años y marchar a una "escuela particular" para preparase al ingreso en alguna escuela profesional -en Santa María la escuela profesional de la fábrica nacional de cañones de Trubia- o el ingreso en bachillerato... Esto significaba las largas caminatas a pie de las que ya hemos hablado. Siempre pagando un alto esfuerzo. Se sobrevivía con trabajo y sacrificio... La elasticidad que tiene el ser humano para sobrevivir a las circunstancias adversas es lo que le ha hecho progresar y evolucionar hasta el día hoy. En nuestros días, el Estado de Bienestar  nos ha hecho olvidar lo arduo que era vivir en otras épocas.

Originariamente, casa familiar de Emilio Quiñones e Isabel Rodriguez. Foto: Fernando Suárez 









P.- Todo lo que cuenta en su libro…es una realidad de  un pasado que no volverá posiblemente (ni en  lo bonito, ni  en lo complicado) a las pequeñas localidades y que se perdería con la pérdida de la vida, o la memoria de sus habitantes, a no ser por publicaciones como su libro “Historia y memoria de Santa María de Grado”. Libros como el suyo, ¿no deberían ser lectura recomendada en los colegios, para conocer mejor la realidad de una España no tan lejana?

R.-  Algunos comentaristas de mi trabajo apuntan en esa línea. Creo que podría ser un buen instrumento para usarlo en la formación y en el estudio de temáticas históricas y etnográficas en la enseñanza secundaria y universitaria. Los procesos históricos no se repiten como no se repite la propia vida. El pasado y sus vicisitudes sí está en la raíz de lo que hoy somos, pero el tiempo todo lo arrastra y todo lo arrasa. Gracias a Isabel Quiñones, con raíces en el pasado de Santa María, con las añoranzas de su infancia  allí, y que aún guarda memoria de la parra, de la "figal" y de la rica huerta al pie de casa. Para ella sea grato también el recuerdo de la elegancia natural de su padre, Alfredo, nacido allí en una familia grande, inteligente y de fuerte personalidad.



TVRadiograo.com 


(c) Isabel Quiñones, Noviembre 2016, Madrid. 
@iqvpress

Enlace al post en pantalla completa: La otra Memoria Histórica
Enlace a versión en PDF:  La otra Memoria Histórica


martes, 15 de julio de 2014

Ver, oír, tocar... sentir




El Centro de la UNED de Escuelas Pías en Madrid, nos ha transportado al mundo de las sensaciones, a través del Curso de Verano “Inclusión y participación de las personas con discapacidad" dirigido por el profesor de Psicología Social de la UNED Juan Antonio Moriano y por el Técnico de Inserción Laboral Ignacio Rodríguez de Rivera. Un curso patrocinado por la Fundación ONCE y propuesto por el Centro de Atención a Universitarios con Discapacidad de la UNED.

Los colores del silencio

Benigno Andreu, pintor vocacional residente en Alcoy encontró desde pequeño la forma perfecta para  comunicarse con su entorno: la pintura y el dibujo.

Privado del sentido de la audición desde su nacimiento, esto no supuso para él, ningún obstáculo en absoluto, como así  contó con su gran simpatía, naturalidad y expresividad  a los asistentes a este curso de verano de la UNED “Soy sordo, y es la primera vez que hablo en público. Para mí, esta característica no supone, ni ha supuesto nunca ningún obstáculo. Yo, me sorprendía de pequeño en el colegio, de que los niños se sorprendieran al saber que no podía oír. Les parecía increíble que alguien no pudiera verbalizar una palabra tan sencilla como `dedo´. Y a mí, me gustaba dibujar…era bueno“.

Benigno Andreu que inició su formación en la Escuela Municipal de Bellas Artes de Alcoy y que completó, posteriormente sus estudios de dibujo y pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, de Valencia confesaba que “cuando llegué a la Universidad, me emocioné”. Al pintor Andreu, su vocación le ha llevado a pintar, a exponer y a crear su propia Academia de Dibujo y Pintura en Alcoy. Una academia que lleva su nombre, en la que se exponen sus obras y donde los artistas noveles pueden permitirse el lujo de recibir las clases impartidas por el propio artista.
 
 
Un pintor que ha sido definido por la crítica como "no afectado por las influencias o paralelismos al uso, el pintor ha sabido permanecer en el arte siguiendo su estilo fielmente, una línea creativa que se  desarrolla dentro del fauvismo lírico y alcanza el expresionismo más excitante. Los violentos contrastes cromáticos y la pincelada gruesa y fluida reflejan el interior del artista y su mundo subjetivo, además de su experiencia en capturar el alma más recóndita de las cosas “.

Puro teatro
 
De la pintura, pasamos al teatro de la mano del crítico teatral invidente Cirilo Mba,  que con una sola frase, nos díó la dimensión de la riqueza que puede encerrar actuar desprovisto del sentido de la visión “no es lo mismo ver llorar a un actor, que tocar las lágrimas de un actor”.
 
En este mismo momento, todos ya pensábamos que ni más, ni mejor se podía describir una situación, pero Cirilo Mba, estudiante del Grado de Psicología por la UNED e integrante del grupo de Teatro Experimental Eva Romero, que se considera explorador de percepciones sensoriales, como el tacto, continuó con entusiasmo. “Después de mucho experimentar e investigar llegamos a la conclusión de que para `sentir´ el teatro, debíamos acercar el escenario, que los actores estén a escasos centímetros de los espectadores (un número reducido) para puedan tocar a los actores, que puedan percibir el lenguaje corporal, el torrente de emociones que se desarrolla en una obra teatral. Ahí nos dimos cuenta del enorme potencial que tiene el sentido del tacto para captar más  emociones e información para el espectador ciego. Ha sido y es un proyecto apasionante, porque a raíz de estas experiencias, estoy convencido de que podremos aportar elementos nuevos para enriquecer la participación del espectador invidente en el teatro “.


Si no fuera como soy, no sería lo que soy
 
Así de claro. Así de sencillo. Serafín Zubiri, el más mediático, el más reconocible. Actor, presentador, locutor, deportista,  pero sobre todo y por encima de cualquier otra circunstancia, músico y compositor. Pero también alumno de la UNED. Un alumno aventajado que está acabando el Grado de Psicología, porque quizá para Zubiri, conocer y conocerse, es fundamental y rápidamente sentó las bases ”Soy ciego, no invidente. No me gusta hablar de discapacidad, me gusta hablar de diversidad funcional”.
 
A Serafín Zubiri, sensible y agradecido, es difícil encontrarle a solas. Por eso lo primero que hizo fue presentarnos a su fiel guía, Cron “sin mi perro, no haría muchas de las cosas que hago. Con él he podido alcanzar un nivel óptimo de movilidad, de autonomía personal, en resumen, de libertad”
 
El compositor entró en materia, apostando por la otra inteligencia,  “hay que trabajar la inteligencia emocional. Yo, siempre he tenido claro que debía reforzar mis capacidades para alcanzar mis competencias. Las emociones son las que dirigen nuestras motivaciones y determinan nuestra conducta. Si aprendemos a controlar nuestras emociones, podemos encaminarnos a conseguir los objetivos que nos planteemos en la vida. Apuesto por la psicología moderna que promueve la constancia y centrarnos más en  las energías positivas, que en  las negativas". Esta filosofía a él sin duda, le ha dado grandes resultado porque en el campo del deporte, en atletismo, Zubiri ha sido Record de España en 1500, Campeón de España en 800, ha subido el Aconcagua, el Everest, el Kilimanjaro y actualmente está inmerso en la participación, para el próximo septiembre, en un Maratón de velocidad en patinaje sobre ruedas. Por eso de él podemos decir que es un claro ejemplo de superación, a través de la motivación personal.
 
 
Los últimos participantes de la mesa redonda “También somos artistas" de este curso de verano de la UNED fueron Gabriela Martín, directora de la Fundación  Psicoballet Maite León y el bailarín Fernando Fernández, alumno de la Escuela de Artes Escénicas de la Fundación Psicoballet.
 
Gabriela Martín, recordó los orígenes del ballet,  que se remontan  a los años 60 cuando Maite León, coreógrafa y bailarina, tuvo una hija con discapacidad intelectual y los médicos la diagnosticaron una imposible movilidad. Algo contra lo que ella se rebeló creando el Psicoballet, que significó y sigue significando un acceso a la libertad y a la esperanza de las personas con diversidad física o intelectual.

Destacó que “el reto al  que nos enfrentamos  en la actualidad es que la cultura sea accesible a todas las personas con diversidad y que las personas con diversidades  físicas o intelectuales, puedan acceder a circuitos profesionales, como artistas o como formación en un conservatorio o en una escuela de teatro". No fueron palabras huecas y Fernando Fernández, bailarín de  la compañía explicó “para mi es una gran alegría participar en el ballet y siento gran orgullo. Me enseñan disciplina, constancia, compañerismo, esfuerzo, y luego los resultados son maravillosos. Todos nos sentimos muy involucrados y nos sentimos integrantes de algo muy importante, para los que participamos  y para los que nos ven".

Y por eso, más allá de las palabras, pudimos comprobar los hechos, a través de la proyección del  Documental  de la Fundación Psicoballet Maite León, que lo resume todo con su título “El mundo es de los que actúan".
 
El objetivo se cumplió en esta fiesta de los sentidos. A ellos les vimos, les oímos, nos emocionaron…, pero hubo más.
 
Los que lo hicieron posible, como la eficacia de  Juan Antonio Moriano, director del Centro de Atención a Universitarios con Discapacidad de la UNED (UNIDIS), la sensibilidad de Alejandra Pereira, Técnico de Apoyo al Estudiante (UNIDIS) el cariño de  Ana Belén Andreu Técnico de Apoyo al estudiante (UNIDIS) y traductora e hija del pintor Benigno Andreu y la simpatía de Iñaki Rodríguez de Rivera (UNIDIS).

 
Isabel Quiñones / @iqvpress
Fotos: José Rodríguez