lunes, 14 de junio de 2010

XESÚS ALONSO MONTERO


El anillo- "… que la antigüedad entregaba en esta venerada ceremonia, como emblema del privilegio de firmar y de sellar los dictámenes, consultas y censuras de tu ciencia y profesión", lo recibió de manos del Rector de la UNED el nuevo Doctor Honoris Causa. El escritor y académico gallego Xesús Alonso Montero.
ISABEL QUIÑONES/ Madrid (2010, Marzo)
P. En un mundo predominantemente anglosajón, el castellano, que de acuerdo con la Constitución es la lengua española oficial del Estado, intenta encontrar su lugar en el concierto de naciones, al tiempo que dentro de su territorio, las otras lenguas españolas intentan encontrar el suyo. Y mientras el castellano pugna hoy frente al inglés (mañana tal vez las dos lenguas tengan que hacerlo frente al mandarín u otro idioma asiático) distintas voces denuncian lo que consideran una situación interior de centralismo lingüístico y cultural, en detrimento de las otras lenguas y culturas españolas. Vd., ya en el año 1973, en su “Informe sobre a lingua galega”, se aventuraba a fijar una fecha para su muerte. Casi cuatro décadas más tarde, ¿qué es lo que ha cambiado y hacia dónde?
R. En mi libro Informe –dramático- sobre la lengua gallega (Madrid, 1973), mi posición era: a) El idioma gallego desaparecerá, en un plazo no muy largo, si no se producen, cuanto antes, los cambios políticos que permitan llevar el idioma a la escuela (en el sentido amplio), a los medios de comunicación de masas, a las esferas de la sociedad víctimas de prejuicios seculares… En las últimas décadas han desaparecido en el mundo cientos de lenguas por carecer de este “poder”.

b) Hoy, casi cuarenta años después, solo una parte de aquellos deseos es realidad, y, por si fuese poco, las fuerzas políticas más comprometidas con el gallego han acertado poco a la hora de defender esta causa, tanto en la oposición como en el poder.

La situación hoy (marzo de 2010) es muy preocupante. Cualquier otro diagnóstico sería un ejercicio de voluntarismo.

P. Vivimos unos tiempos en que el conjunto heterogéneo de elementos de lo que denominamos “cultura” cobran una importancia estratégica en distintos planos, no ya económicos o político-sociales, sino incluso de choque o de conflicto entre civilizaciones. En este contexto, ¿cree que son conciliables las políticas de expansión del español y de potenciación de las otras lenguas del Estado? Dicho de otro modo, ¿se puede construir un país (España/Galicia) integrado y plural?

R. Se debe y, con esfuerzo, se puede. En Galicia aun los más entusiastas defensores del gallego deben conjugar este entusiasmo con un ejercicio de inteligencia cordial: que el castellano existe y, vistas las circunstancias históricas, es muy importante. En cuanto al conjunto de España, es útil y enriquecedor que el castellano siga siendo el “esperanto” oficial y vital de todos los españoles.

P. ¿Se puede hablar de normalización lingüística en España mientras el catalán, el gallego y el vasco no sean materias troncales en las facultades de Filología Hispánica?

R. Esas cuatro lenguas (con sus literaturas) deben ser estudiadas en las secciones o departamentos de Filología Hispánica de toda España. Solo así, los profesores de Lengua y Literatura, mañana, podrán impartir en Cuenca, Huelva, Tarragona, Vizcaya, Lugo, Madrid, Teruel o donde sea unas nociones elementales de historia lingüística y literaria de esos idiomas para que los alumnos de Secundaria y Bachillerato sientan respeto por las otras lenguas, no menos españolas, cualquiera que sea el tamaño y brillantez literaria de esas lenguas.

P. Normalización lingüística, reintegracionistas – lusistas, aislacionistas,… ¿se ponen de acuerdo los gallegos en el idioma en el que quieren expresarse?

R. El problema no son los lusistas, en mi opinión los menos acertados. La cuestión es otra: ¿qué piensan del gallego los distintos sectores, estamentos, grupos y familias de Galicia? Solo quien tenga la valentía política y metodológica de conocer a fondo esta realidad tan compleja podrá hacer propuestas razonables a favor de la lengua gallega, necesitada, obviamente, de una entrega muy especial. En Galicia, algunos políticos y sociolingüistas parten de premisas ideales. Yo echo de menos, también, algunos de los análisis marxistas de la peculiaridad del bilingüismo gallego.

P. ¿Qué le hace más daño a la “fala”, el “castrapo” (castellano muy galleguizado), el “galtrapo” (gallego muy castellanizado), o lo que Vd. ha denominado “superenxebrismos” (sustituir un término existente por otro “inventado”, pero made in Galicia/Galiza)?

R. Los castrapismos. Pero este, hoy por hoy, es un problema menor.

P. “Hace mucho tiempo que la sociedad gallega dictó sentencia de muerte para el gallego porque no hay un compromiso con la lengua”. Es una afirmación suya reciente y que ha reiterado, con estas u otras palabras, en muchas ocasiones. ¿Desde dónde y hasta dónde tendría que llegar ese compromiso? ¿En qué lo concreta?

R. Necesitaba escribir un nuevo libro, que no descarto “Iove volente”.

P. El primero, de lo que posteriormente sería una larga serie de artículos y colaboraciones en prensa, en el ya lejano año 1951 y posteriormente su tesis doctoral en el 66, lo dedicó a Curros Enríquez. Incluso en sus ratos de ocio, dicen, acostumbra a dirigir sus pasos por el parque del Castro, en Vigo, hacia la zona que preside una escultura del poeta de Celanova. ¿Qué es lo que tanto le atrajo de Curros para mantenerle esa devoción de tantos años?

R. Su extraordinario talento poético, su controversia con la reaccionaria Iglesia católica y su defensa de “los pobres del mundo” (que, en la Galicia de Curros, eran la inmensa mayoría de los trabajadores de la tierra: los “ilotas”, en su terminología).

P. Sin duda es Vd. un hombre ribereño (el Miño ourensano de su infancia y adolescencia, el Carrión palentino y el Manzanares madrileño después, ejerciendo su cátedra de Lengua y Literatura Españolas,… la ría de Vigo), ¿es fruto de la casualidad o es que a Vd. también –como al cubano José Martí- el arroyo de la sierra le complace más que el mar?

R. Yo soy hombre de tierra adentro: O Ribeiro de Miño, Palencia, ¡Lugo!…

P. Resuélvanos una duda, ¿para ir al Ribeiro del Avia hay que ir por Rivadavia o por Ventosela?

R. La copla popular que está en el fondo de su pregunta, y que tantas veces he cantado, quizás resuelva la cuestión:

Se vas ó Ribeiro,
ó Ribeiro de Avia,
se vas ó Ribeiro,
vai por Ribadavia,
e, de Ribadavia,
vai por Ventosela,
que teño unha moza
que dá xenio vela.

Creo que don Ramón Menéndez Pidal daría certificado de legitimidad a este texto de la tradición oral.

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